Soberano, sigues siendo Dios

En medio del sufrimiento es el mejor lugar para vislumbrar la soberanía de Dios desde la perspectiva de Jesús; cuando estaba en el huerto de Getsemaní y le decía a Su Padre ´´…de ser posible que pase de mí esta copa pero que se haga Tu voluntad no la mía´´ Mateo 26:39 …este momento es la confianza implícita en su poderoso esplendor, Jesús diciéndole a Su Padre que independientemente de Su elección, él confiaba en Él y en el propósito, confiaba en que lo sostendría y que es el mejor plan que cualquier otro que él pudiera pensar.

Comprender la soberanía de Dios en medio de una crisis, tormenta, desierto, proceso o sufrimiento es retador, ya que es necesario decidir mantener los ojos fijos en Dios, en Jesús y en su Espíritu Santo y no en ti mismo, la otra persona y/o la situación; para tener Su perspectiva y avanzar en el propósito y fruto que hay en medio de la crisis. 

Reconocer que hiciste lo mejor que podías, concederte gracia, amor y perdón porque generalmente nos exigimos y pensamos que pudimos hacer más; reconocer que entregaste a tu ser amado a Dios y que confiaste en que Su voluntad es buena, agradable y perfecta aun cuando en el preciso momento no comprendas, ya que el mejor plan para ti era que tu ser amado siguiera vivo (a) y para todo lo anterior es necesario apartar tiempo para leer la biblia y hablar con Dios, porque es ahí donde, por ejemplo, a través de los Salmos encuentras consuelo, es ahí donde puedes llorar y saber que el Espíritu Santo está presente para cumplir la función que Jesús explicó antes de partir ´´Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.´´Juan 16:7

Y al ver todo lo anterior no queda más que sorprenderte y agradecer porque Dios pensó en todo, Jesús dijo que en el mundo tendríamos aflicción y Dios no nos dejó solos para hacer frente a dicha aflicción sino que diseñó el plan perfecto, en el que dejó al Espíritu Santo para guiarnos a justicia, revelarnos la verdad y consolarnos en medio de la aflicción con la esperanza gloriosa de la vida eterna.

Romanos 8:18: Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.